LA FUNDACIÓN VISTA POR MANOLO PAZ
Nací en un paraje de aldea que era un sitio con mucha vida en el campo pero en el que no había ninguna relación con el mundo del arte. Lo que sí había era un arte de la agricultura muy interesante, de labrar las tierras, de cultivar. Pensé que si en el entorno se plantan patatas o maíz, también se podrían plantar esculturas. Mi idea era crear un espacio propio en el que trabajar y exponer mis obras, integrarlas en el paisaje, y que mejor paisaje que el lugar donde nací en la desembocadura del río Umia (Castrelo-Cambados).
Mi interés por la escultura me llevó a conocer otros lugares, visitar sus museos, su arquitectura, a partir de las vivencias que tuve en Japón, Nueva York, y otros lugares del mundo, me hicieron pensar que mi tierra no era un mal sitio para hacer un museo. Cuando regresamos de Nueva York en el año 1994 la idea vuelve a aparecer y fuimos ampliando un terreno que yo tenía heredado de mis padres. El terreno fue creciendo para mostrar mis obras, en este espacio al aire libre, y así le fuimos dando forma a la Fundación. Se reúnen aquí obras hechas desde finales de los años setenta hasta la actualidad.
Es un espacio único en Galicia y sigue la línea de otros parques como el Chillida-Leku, el de Henry Moore, o Isamu Noguchi, museos realizados por los propios artistas. La Fundación contiene también el taller y ambos conviven bien. El taller funciona como el lugar donde crear, donde tener la idea. Después las obras pueden realizarse en otros sitios como las canteras, los talleres industriales e incluso en el propio espacio que la obra va a habitar.
La Fundación recibe visitas de todo el mundo, y aparece desde este paisaje de Cambados en la ruta turística internacional de parques escultóricos. La filosofía de la Fundación también es acercar de una manera didáctica, desde edades tempranas, el arte contemporáneo a las nuevas generaciones a través de las visitas escolares, talleres, etc.
Pero quizá lo más importante del proyecto es poner en valor la naturaleza, intentar cuidarla, respetarla porque es donde vivimos. Si somos respetuosos con ella, ella será siempre generosa con nosotros. Es la mejor herencia que podemos dejar para el futuro. El terreno de la Fundación también está modelado, forma parte de la concepción integral del trabajo de la escultura potenciando así el espacio natural pues para mí el paisaje es la mejor escenografía.
PENSÉ QUE, SI EN EL ENTORNO SE PLANTAN PATATAS O MAIZ, TAMBIÉN SE PODRÍAN PLANTAR ESCULTURAS
ESTE ES MI REFUGIO VITAL Y ARTÍSTICO